Ejercicio: Lee cada uno de los textos y luego elabora una ficha
donde recojas:
Texto:
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-Tema (objeto):
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-Tesis:
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-Argumentos:
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Texto I
8 Enero 12 - - Alfonso Ussía
Entiendo que para los niños la Cabalgata de los Reyes Magos es un
espectáculo emocionante, mágico y deslumbrante. También
cansadísimo. El pocentaje de catarros infantiles después de la
Cabalgata es altísimo. Tengo para mí que cuanto menos vean los
niños a los Reyes Magos, más creerán en ellos. Lo escribo por
propia experiencia. Dejé de creer en los Reyes en la única ocasión
que mis padres me llevaron a la Cabalgata. A Baltasar lo habían
pintado de negro, y se notaba. Y las barbas blancas de Melchor y
pardas de Gaspar, eran de pega y se adivinaba a distancia. Al menos,
se trataba de una Cabalgata de Reyes en su estado más
primitivo. Desfilaban los pajes, los camellos, los caballos y los
Reyes Magos. Nadie más. Ahora los niños se constipan más porque
desde que comienza la Cabalgata hasta que llegan los Reyes en
unas carrozas nada apropiadas para mantener la fe y la ilusion de los
inocentes, transcurren tres horas de artilugios rodantes
innecesarios, con personajes de la televisión, mensajes comerciales
y publicitarios y demás añadidos multicolores que nada tienen que
ver con la Epifanía. Para colmo, en algunas carrozas, lanzan
caramelos a los niños, y todos los años hay heridos entre el
público. Ya de lanzar caramelos, que tiren gominolas, que sólo
hacen daño a las muelas, pero no a los pobres niños que acuden a
ver a los Reyes Magos y los reciben a caramelazo limpio.
Texto II
En pleno delirio del despilfarro, los políticos decidieron
construir en distintos lugares de España, trenes ave sin viajeros o
aeropuertos sin aviones. Por supuesto que también se han gastado
cantidades ingentes de dinero en financiar conferencias sin
asistentes, coloquios sin participación, libros sin lectores o
cursos de formación para maquillar el paro. Pero todas esas
camelancias tienen un costo relativamente modesto. Construir un
aeropuerto en un lugar en que no se necesita cuesta un ojo de la
cara. Solo la protección a empresas amigas o la decisión de
facilitar comisiones y mordidas pueden explicar la pirueta, nunca
justificarla.
El caso del aeropuerto de Castellón resulta paradigmático. Su
construcción le costó al gobierno valenciano y a la diputación
castellonense una cantidad ingente de dinero. A 300.000 euros se
elevó la factura de una escultura a la entrada. Nadie quiere ni a
nadie le hace falta volar a ese aeropuerto porque existen
alternativas más razonables. Estamos ante un aeropuerto sin aviones.
Pero lo más asombroso de este asombroso caso es lo que cuenta Lorena
Ortega desde Castellón. En los últimos años se han despilfarrado
30 millones de euros para hacer publicidad de un aeropuerto sin
aviones. La Comunidad Valenciana está zarandeada por una deuda
agobiante y un déficit atroz. Se comprende que así sea cuando se
conocen casos como este. Verter un río de dinero en un aeropuerto
innecesario y después gastarse 30 millones en hacer publicidad de
una entelequia no tiene otra explicación que la inepcia supina o el
propósito de favorecer a amiguetes y a paniaguados. En todo caso, la
tropelía resulta ruinosa para la Comunidad Valenciana, con gravísima
repercusión en el conjunto de España.
Es necesario, en fin, poner de relieve las incongruencias y
despropósitos cometidos por la clase política en los últimos años
y que han ahondado la crisis hasta extremos indigeribles. Que cada
palo aguante su vela. La entera clase política -tanto los populares
como los socialistas- es responsable de la desmesura en el gasto
público, del despilfarro general y del pertinaz derroche.
Luis María ANSON
de
la Real Academia Española
Texto III
Muerte y resurrección del Estado de bienestar
JOSÉ LUIS PUERTA 09/01/2012
Cuando la marcha del progreso, que percibimos como imparable, hace
una inflexión y nos vemos amenazados por males ya superados,
aceptamos cualquier explicación, excepto una: que nuestra suerte es
también la consecuencia de nuestras faltas. Por eso, si queremos que
los derechos sociales no queden estancados y se pudran, es menester
superar antes un importante obstáculo. Un error que nos impide
entender qué son las prestaciones sociales. Pues hemos mezclado dos
conceptos: el derecho que todos tenemos a una asistencia sanitaria o
una educación de calidad con su gratuidad universal, sin que importe
el nivel de renta de sus beneficiarios. Desenfoque que muchas veces
hace que los pobres subvencionen a los ricos.
Es un error mantener la protección social al borde del colapso
para perpetuar soluciones universalesUn ejemplo de esto es el
cheque-bebé, pues Zapatero no se conformó con crear un
subsidio para corregir nuestra baja natalidad, apoyando a aquellas
ciudadanas que la falta de recursos las disuade del embarazo, medida
que hubiera sido inobjetable; sino que, por puro prurito ideológico,
lo universalizó y extendió también a las mujeres con ingresos
elevados, cuya decisión sobre ser o no madre no guarda relación con
su peculio. El descarrío costó 4.000 millones de euros y tan
necesaria ayuda para muchas familias se suprimió.